Toda la vida buscando a una chica con zapatos rojos y sólo he encontrado a un león asustado y a un espantapájaros bobo. Saltan las alarmas en los aeropuertos, se ríen las azafatas de mi cara de hombre feo. Soy el hombre de hojalata, cuando muera enterradme en el contenedor amarillo. En la próxima vida a ver si valgo para algo porque en esta no he servido. Toda la vida temblando: parezco fabricado en papel. Pero mi corazón oxidado revela mi estado metálico y cruel. He seguido el hilo por el laberinto y sigo tan perdido como estaba al principio. (Estribillo) De nada sirve ver la máscara del mago de Oz: si todos creen en él ¿qué puedo hacer yo? (Estribillo) Soy el hombre de hojalata, sólo un trozo de chatarra por el camino amarillo. Soy el hombre de hojalata mis remaches me delatan y estoy mal construido. Soy el hombre que llora con los libros de historia: las tragedias de tantos me emocionan. Soy el hombre que teme la opinión de la gente, tan viejo y tan adolescente.

Llegué a la ciudad; viajaba a bordo de un tren: las vías siempre terminan en lo peor. Busqué dónde dormir, sabía que no iba a encontrar un mundo decente en donde poder despertar. Mentira, el tiempo no ayuda a madurar. Ser libre es imposible y lo puedo probar. Es sólo un cuento muy viejo la libertad. Seguí buscando en licores la luz que no hallé en los libros, los cuerpos tan sólo ofrecían un poco de alivio. Dijeron que estaba loco, los mismos que pasan las horas esclavos de bancos y coches, de muebles y ropas. Mentira, el tiempo no ayuda a madurar. Ser libre es imposible y lo puedo probar. Es sólo un cuento muy viejo la libertad. Toqué el cielo en la piel de una mujer que voló: también buscaba lo mismo que buscaba yo. Hablé con perros heridos que echaban de menos un dueño: no fui capaz de fingir ni ese papel. Ahora sigo igual, espero tan sólo morir, ya sé que no aprenderé cómo hay que vivir: cometí mi primer error el día que nací.

Levántate y echa a andar, sigue la música en tu cabeza, recorriendo la ciudad olvidando los problemas, su luz espesa. Gira otra vez el corazón sobre el eje la tristeza, la espiral de la autodestrucción... habrá granizo una vez te duermas, habrá tormenta. Cantar y llorar a la vez, sentir que tu voz se va a romper: sabes que perteneces a los frágiles. Inventando una oración le pides a los dioses que te protejan, y la música seguirá hablando de ti en tus orejas con palabras ajenas. Cantar y llorar a la vez, sentir que tu voz se va a romper: sabes que perteneces a los frágiles. El tiempo es tan largo y tu estás tan sola, aún no lo sabes: eres una diosa, eres una diosa...

Cualquier mañana en tu cama vale más que cinco años de enseñanza reglada, cualquier mañana en tu cama vale más que cinco años de enseñanza reglada: no lo pone en el BOE, pero es una verdad cantada. Quiero hacerte una promesa aunque no sea período electoral, quiero hacerte una promesa aunque no sea período electoral: si no te beso suficiente, que me apliquen el código penal. Mañana en cuanto me levante, me voy a entregar al juez, mañana en cuanto me levante, me voy a entregar al juez, esta noche hubo un microsegundo en el que no te amé... por primera vez. He hecho el tonto toda mi vida, he hecho el tonto con tanto rezar, he hecho el tonto toda mi vida, he hecho el tonto con tanto rezar, ayer descubrí que Dios está todo el día viendo el fútbol en el bar... y se va sin pagar. Que sea entre tus muslos, si me tengo que morir, que sea entre tus muslos, si me tengo que morir, para la vida eterna no se me ocurre otro sitio mejor que aquí. Quiero estudiar tus labios como los sabios estudiaron a Platón, quiero estudiar tus labios como los sabios estudiaron a Platón, quiero anotar cada pliegue con un beso y fundar una religión. Los amantes antes querían ser esclavos de su amor, los amantes antes querían ser esclavos de su amor, esos tiempos pasaron, ahora ser funcionario es mejor... funcionario de tu amor. Anoche soñé contigo, llevabas zapatos, tu bata blanca y... nada más, anoche soñé contigo, llevabas zapatos, tu bata blanca y... nada más: no quieras saber lo que hice, hay cosas que un hombre no puede evitar. Si te presentas a lo que sea yo te voy a votar, si te presentas a lo que sea yo te voy a votar, aunque sea a presidenta del Patrimonio Nacional. Quiero salir en el BOE sin que me vuelvan a multar, quiero salir en el BOE sin que me vuelvan a multar, vente conmigo al juzgado que nos vamos a casar.

Hoy me he despertado con un sudor frío: soñaba que el mundo era un invento mío. Así que he comenzado un autodefinido, es lo que siempre hago cuando me encuentro perdido. El filósofo postmoderno me está intentando deconstruir. ya me toca las narices, diciendo por decir que es verdad que no hay nada sea verdad. La echadora de cartas y el premio Nobel en física cuántica vienen hoy a comer. Los he invitado a paella porque quiero saber cómo se las arreglan para llegar a entender por qué ocurren las cosas que podrían no pasar y si ambos están seguros de que hay una realidad o es verdad que no hay nada que sea verdad. He escuchado a Dylan, he escuchado a Dios, la verdad sea dicha, ninguno me convenció. Me volví a los sabios, me parecieron idiotas, tal vez sea yo el fatuo rumiando a solas que todos los libros son una forma de mentira, que lo único real se encuentra afuera, en la vida: si es verdad que hay algo que sea verdad. Pero... no se metió en mi cama un ángel, por suerte fue una mujer: si no existiese el dolor ¿en qué iba a creer? Sólo las cicatrices han aprendido a contar las historias incómodas que nadie quiere escuchar. Todo el que está seguro seguro, sí, se va a equivocar y no tiene más suerte el que no puede dejar de dudar. No todo es un discurso, aunque esto suene a sermón, no me invento la angustia que me aprieta el corazón: si hay algo real ese algo es el dolor... pero entonces no podemos descontar el amor.

No soy muy listo pero intento ser honesto sin exponerme demasiado que me gusta mi pellejo y tengo sólo uno aunque sea un poco feo, pero es sólo mío por lo menos. No soy muy guapo pero intento ser honrado sin que me tomen el pelo demasiado y a pesar de todo ya estoy casi calvo: tengo el ADN estropeado. Hola, guapa, soy un perdedor, un tanto extraño pero de buen corazón, si no esperas demasiado, el que esperas puedo ser yo. Yo no soy muy rico pero pago al contado y me aguanto cuando hay algo que es demasiado caro para mi sueldo de funcionario, es lo correcto: mis padres me enseñaron. No canto afinado pero intento decir algo y no puedo evitarlo aunque fui a clases de canto y leí filosofía en el instituto y aún así nunca evitado ser un burro. Hola, padre, soy un perdedor, quise darte nietos pero no pude lograrlo antes de que el cáncer te llevase por delante. Soy un poco vago pero hago mi trabajo aunque siempre esté gruñendo y refunfuñando me levanto a las siete, me ducho y me afeito y de nueve a cinco al matadero. Hola, jefe, soy un perdedor, no muy eficiente pero muy cumplidor, ya que no paga demasiado el más adecuado puedo ser yo.

Soy el hijo descastado de un burgués. Descendencia no he tenido ni tendré. Mi madre, hijos tuvo tres, trabajando y estudiando a la vez. Nunca me he tenido que preocupar demasiado de si hay algo qué cenar: encargo comida a domicilio, y en mi piso soy el rey de un castillo. Tuve que hacer los deberes aunque alguna vez copié. Nunca pasé sin vacaciones, nunca me abstengo de beber: ¡Burgués! Me avergüenzo muchas veces de ser yo, de tenerlo todo fácil sin razón, sabiendo que el mundo da mordiscos a otros mejores que han vivido. No he tocado en mi vida un fusil: otra suerte inmerecida para mí. De guerras sé porque aparecen antes del fútbol en la tele. Tuve que hacer la carrera, con el banco me casé, cinco días duermo poco: lo compenso después: ¡Burgués!

Amo las matemáticas pero sé que son meros símbolos y si uso los sentimientos pierdo el raciocinio. Deploro el pensamiento analógico pero caigo en metáforas y he vuelto a caer en la metáfora de la caída. Quiero ser Escher, Gödel o Bach pero mi novia me llama fascista. Quiero ser Eric Fromm o Siddarta pero mi novia me llama fascista. La palabra libertad es más complicada que la palabra mesa. Así, es normal, no hay quien carajo la entienda. Pero si me apoyo en un piano para escribir, ¿se convierte el piano en una mesa? Aristóteles, ¡rescátame! Aristóteles, ¡rescátame! Quiero ser Escher, Gödel o Bach pero mi novia me llama fascista. Quiero ser Eric Fromm o Siddarta pero mi novia me llama fascista. La literatura me parece una impostura mientras hago literatura. Soy hijo de Dios, pero sé que no, no voy a ser tan fantástico. Tal vez sólo soy un pez, intentando entender los fenómenos cuánticos. Intento encontrar la belleza, pero debe de estar con las llaves. Busco la piedra filosofal y mis amigos ni siquiera lo saben. Quiero ser Escher, Gödel o Bach pero mi novia me llama fascista. Quiero ser Eric Fromm o Siddarta pero mi novia me llama fascista.

Hay viajes como cicatrices, hay miedos como aves migratorias, hay lágrimas que son imprescindibles y días como líneas divisorias. Si no te quieres equivocar usa la razón como radar. Los señores de mediana edad somos sólo niños nada más que han aprendido a disimular el miedo a la oscuridad. Si no te quieres equivocar usa la razón como radar. Si estás hundido debes recordar que los buzos no pueden salir de golpe del mar. Si no te quieres equivocar usa la razón como radar.

Miré el costado y estaba abierto: se me escapaban los sentimientos. Había tantos amarillentos que apestaban a depresión. Logré un best-seller sobre autodestrucción: no es tan malo ser un perdedor. En mis muñecas había cuerdas: así que era una marioneta y era serrín lo que había en mi cabeza. Llené escenarios en Nueva York: no es tan malo ser un perdedor. Me enamoré de 900 chicas, todas estaban fuera de mi liga, como mucho sólo querían ser mis amigas. En mis sueños me daban su amor: no es tan malo ser un perdedor. Viajé mucho en motocicleta por los desiertos y cordilleras, visité las hemerotecas buscando una receta que me curase la depresión: no es tan malo ser un perdedor. En el periódico leí mi esquela, me acerqué a ver qué era, al verme vivo organizaron una fiesta. Casi me muero del descontrol: no es tan malo ser un perdedor. Un jueves santo en un aeropuerto en una escala hacia el infierno nos encontramos esperando el mismo vuelo. Toqué el cielo cuando me besó: no es tan malo ser un perdedor. Cumplí una a una sus fantasías y al mismo tiempo cumplí las mías y descubrimos algunas desconocidas. Construimos un faro para los dos: no es tan malo ser un perdedor.

Por las calles deambulan banqueros en harapos, van pensando en viajes en aviones privados: los bonos basura se cobran entre los gatos. La confianza ha subido su tarifa mínima, hay madame nueva en el lupanar La Política, no hay pastillas para la impotencia de los estadistas. Las parejas con hipoteca roen las paredes: el ladrillo no es sano para comerse y tampoco se bebe el plasma que hay en la tele. En la oficina de empleo, Audis mal aparcados, con carteles de venta amarillentos, gastados con esta crisis expiamos pecados pasados. Pero han aparecido unos locos que dicen que este sistema no les hace felices, nada felices. Los ladrones de amores están arruinados, también esta crisis les ha afectado: divorciarse se ha puesto mucho, mucho más caro. Los traficantes de sueños hacen su agosto la demanda ha subido a niveles históricos en sentido contrario a la bolsa y sus números rojos. En las iglesias hay colas de dioses avispados que intentan hacer negocios explotando esperanzas que están podridas desde hace años. Se para el ciclo burlón de la moda y este año se lleva casi la misma ropa sólo que un poco más vieja y un poco más corta. Los agoreros celebran que han acertado: siempre hay lerdos en todos lados, la estupidez es constante es lo único que no ha cambiado. Pero han aparecido unos locos que dicen que este sistema no les hace felices, nada felices. Ya no hay presupuesto para la estética y ahora somos más guapos, ha dicho la naturaleza: tanto colágeno nos estaba vaciando la cabeza. Han descubierto algunos que para ser feliz no hace falta más lujo que el tiempo para ti y para estar con los tuyos, sigue siendo gratis sonreír. Y cada vez hay más locos que dicen que este sistema no les hace felices, no, no les hace felices. Discos duros multimedia, viajes al Caribe, cámaras con doscientos mil megapíxeles, bares, discotecas: padres con vicios juveniles. Vuelos baratos cuatro veces al año, yo también tengo derecho al lujo asiático, ¡qué mala es la tele! Oye, ¿viste ayer Gran Hermano? La lista de espera del Bulli, el cine en casa, quiero mis quince segundos de fama, a cualquier costa en el programa de Ana Rosa o en Mira quién baila. El sistema es muy malo, vamos a cambiarlo, pero eso de la bici es muy cansado, qué le voy a hacer si a papá le sobra un 4x4. Cómo nos explotan a las mujeres, pero mira a ésa, qué culo tiene, si pudiera me compraba unos Jimmy Choo verdes. Ojalá que mi hijo salga futbolista o al menos que sea guapa la niña y pille a un famoso a ver si así me retira. Mr. Contrato Blindado pide despido barato... siempre el de los otros, el suyo no, claro: y es que es tan importante y aporta tanto valor su trabajo. Dice el presidente que la cosa está mal que es por culpa de la coyuntura internacional pero cuando todo iba bien era, por supuesto, gracias a él. Le echa la culpa la oposición pero antes cantaron ellos la misma canción y están enfangados hasta arriba en la corrupción. Dice el españolito que todos son igual, que si el mundo está jodido él no quiere responsabilidad, ya hace bastante discutiendo en Internet o en el bar. A mí no me pregunten: yo de nada sé, soy muy mal cantante y economista... ¡imagínense! No es que no entienda el mundo es que ni a mismo me puedo entender.

Hay demasiados gestos amables que he evitado. Me salían gratis y hubieran ayudado. Deberían haberme tatuado «Idiota, mezquino, payaso» y así nadie se hubiera equivocado. A veces meto mis dudas en la lavadora, las pongo en agua caliente con tu ropa rosa. No consigo teñirlas ni una gota: como una camiseta que pone idiota, las letras no se borran. Mi hígado no puede filtrar tanta tristeza, tengo niveles en sangre que no recomiendan. Mi hígado no puede filtrar tanta tristeza, tengo niveles en sangre que no recomiendan. No tengo ni una excusa: conozco la ley. Siempre la incumplo a conciencia y lo volveré a hacer. El diablo está camuflado en mi cuerpo flaco y gastado, soy el infierno, el mal ladrón del calvario. Mi hígado no puede filtrar tanta tristeza, tengo niveles en sangre que no recomiendan. Mi hígado no puede filtrar tanta tristeza, tengo niveles en sangre que no recomiendan. Ahora que el amor es una caja de pastillas caducadas entiendo que debería haber leído el prospecto, debería haber acabado el tratamiento. Mi hígado no puede filtrar tanta tristeza, tengo niveles en sangre que no recomiendan. Mi hígado no puede filtrar tanta tristeza, tengo niveles en sangre que no recomiendan. Mi hígado no puede filtrar tanta tristeza, estoy harto de vivir siempre en cuaresma. Mi hígado no puede filtrar...

Podría hacer metáforas sin miedo a desangrarme, disparando ráfagas de palabras que no arañen y autodestruirme para recrearme, pero busco la verdad aunque sé que no es amable. Podría inventarme dolores adolescentes, fingir que he superado el infantil miedo a la gente, podría olvidarme de cómo no he crecido, si no fuese un Hitler para mi mismo, mi peor crítico. Podría perdonarme con una penitencia dejar el chocolate o tal vez las magdalenas. Podría enfrentarme al sombrerero loco si no fuese el espejo mi reverso luminoso. Podría intoxicarme con brebajes graduados por el camino fácil que no lleva a ningún lado. Podría abrir el pecho sin miedo a contagiarme del amor y de los sueños que van sueltos por el aire y dejar que rozaras mi cara con tus dedos pero sé que sentiría los dedos insaciables del deseo. Podría intoxicarme con brebajes graduados por el camino fácil que no lleva a ningún lado. Podría intoxicarme con poemas y relatos por el camino fácil que lleva al autoengaño.

Se va la luz, la noche me empieza a hablar de su dolor y de pronto se pone a llorar. No sé qué hacer, no he aprendido a consolar, no sé mentir, decir que no está tan mal. «Abrígame», me pide y tampoco sé cómo abrigar a un fenómeno natural. Conozco bien ese frío que no se puede arrancar, conozco bien la tristeza que enturbia por dentro y te hace llorar. Todo lo que vale algo viene en embalaje frágil. Siempre es complicado ir por el camino fácil. Regresa el sol y la noche se duerme al fin, con su dolor, ese parásito constante y hostil. La tregua es una estrategia para resistir y otra vez el día traerá otra forma de oscuridad.